Ella está en el horizonte.
Me acerco dos pasos,
ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos
y el horizonte se corre
diez pasos más allá.
Por mucho que yo camine
nunca la alcanzaré.
Y entonces...
¿para qué sirve la utopía?
Para eso sirve:
para caminar.
E. Galeano